Era pronto cuando llegué al despacho de Wilson. Él y Brian se encontraban alrededor de su mesa, mirando y señalando rutas con el dedo de un gran mapa extendido sobre ella. Brian tomaba sorbos de una taza, que a juzgar por el olor sería el té que Johnson cultivaba. Desconozco donde y cuándo encontró las semillas, sólo sé que cada vez tenía más adeptos a su ‘culto’ de tomar una taza de ese extraño líquido, ya fuera por placer o simplemente por no tener otra buena cosa que hacer. Era un buen sustituto del café, al que muchos echábamos en falta y que era imposible de cultivar aquí.
-Pasa – me dijo Wilson – hemos de atender unos asuntos esta mañana. ¿Tenías algo urgente que hacer?
-No especialmente.
-Perfecto, esto nos ocupará un rato, -comentó, a la vez que me tendía una taza de té recién hecho. Lo probé: no estaba del todo mal, tenía un sabor fuerte pero era cuestión de acostumbrarse, parecido a la primera vez que pruebas la cerveza.
-¿Cuál es el exactamente el motivo por el que estamos aquí? Imagino que tiene que ver con la transimisón que Ben captó.
-Exacto. Cuando ayer la trajisteis, nos sorprendió bastante. Dado el bajo porcentaje de personas inmunes al virus, la probabilidad de que hubiese algún asentamiento más es prácticamente nula, y más aún de la zona de donde provenía la señal. Los grandes modelos de ciudad construidos mediante programación robótica fueron verdaderas trampas mortales, al concentrar tal densidad de población, aunque fueran suficientemente independientes en cuestión de obtención de alimento.
-También he estado imaginándome que puede ser, pero mi teoría más plausible es que los infectados se deben de aburrir bastante y han montado un pequeño karaoke radiofónico.
En ese momento, Sam entró al despacho con una bandeja llena de bollos redondos, de aspecto bastante apetecible. Brian levantó la mirada y siguió escrutando el plano.
-Qué genial idea, has tenido Sam. No conocía yo esta faceta tuya tan amante de la cocina.
-Dale las gracias a mi mujer, que es quien ha insistido en este detalle. -no lo decía con mucho convencimiento.
-Mmm, además de serrar árboles veo que tampoco se le dá nada mal la cocina a Caroline. -dijo Wilson mordiendo uno – bueno, ahora que estamos todos pongámonos a lo que hemos venido a hacer. He decidido que estuviésemos sólo nosotros para agilizar el asunto, de otra forma tardaríamos demasiado. Como iba diciendo, las recientes noticias nos sorprendieron mucho a todos, tanto que me cuesta creer que fueran ciertas. Si la señal proviniese de algún área rural o de las extensiones agrícolas tendría sentido, y aún si habría muy pocas probabilidades, pero no donde se halla. Antes de que vinieseis, Brian y yo hemos estado averiguando las coordenadas, con un error considerablemente bajo para la calidad de la transmisión -señaló con el bollo mordido un punto en el mapa que veíamos desplegado -la transmisión provenía de este área, cercana a la gran zona urbana junto al río. El mapa es algo antiguo, por lo que desconozco el nombre de la nueva ciudad y por lo que puede que la zona edificada sea mayor de lo esperado. Toda este gran área se encuentra al comienzo de las llanuras, exactamente a 510km de aquí. Hemos estado pensando como poder llegar, y sinceramente lo veo difícil, ya que habría que atravesar la zona radioactiva, sin contar que los niveles de radiacción en el área urbana son ya de por sí elevados.
-Espera -le corté- ¿estás pensando seriamente en llegar hasta ahí? No estamos hablando de un viaje de un día o dos por caminos desérticos, estamos hablando de un viaje que nos duraría semanas si queremos dar rodeos, y eso contando con que podamos aprovisionarnos de suficientes víveres y combustible por el camino.
-Sí. Por eso os he hecho venir aquí a los dos – nos miró a Sam y a mí – es la única señal que hemos tenido en años y puede que sea el único y último rastro de vida humana que escucharemos fuera de Nordway, y sea quien sea puede que no tenga mucha esperanza de sobrevivir. Pero por supuesto, la decisión es vuestra.
– ¿No sería más sensato esperar unos meses a que mejore el tiempo? Los caminos estarían más transitables, y sería mucho más sencillo obtener alimento, por no hablar del mejor estado de salud personal.
-Podría ser, – comentó Brian esta vez- y ya lo hemos pensado, pero hay bastantes probabilidades de que sea un grupo nómada ( en caso de que realmente estemos hablando de que hay alguien con vida) que haya decidido pasar la época fría en una zona más a resguardo y con más opciones de obtener alimento. En cuyo caso, si esperásemos un poco más los perderíamos para siempre, ya que no tardarían en marchar en los meses cálidos. Aunque haya ciertos niveles de radiacción en la zona, todos sabemos que no va a dejar de haber infectados por ella, ya que sólo afecta a organismos vivos. Podrían pasarse años en el corazón de una central nuclear y continuar como el primer día, no sé como el gobierno no pudo no saberlo.
-Si eso fuera cierto, significaría que no habríamos de tardar en marchar.
Brian y Wilson se miraron.
-Antes de decidir cualquier cosa, habeis de saber que esto no es una misión suicida – Wilson se frotó las manos para quitarse las migas del bollo, y dirigió su mirada al plano – aunque hubieran llamado al móvil pidiendo ayuda inmediata, no nos moveríamos de aquí si no fuese seguro llegar. Como veis, el área urbana es atravesada completamente por el río Peace, el cual abastecía de agua la zona y donde más abajo eran vertidos los residuos industriales. El Peace es navegable, y con una pequeña embarcación, se podría seguir su curso hasta llegar a la ciudad que nos interesa, sin poner un pie en tierra en ningún momento, y el suministro de agua estaría garantizado en todo el camino. Y casualmente, el río de este valle es un afluente suyo. Únicamente habríamos de seguir su curso hasta su desembocadura, y ya estaríamos dentro del valle del Peace.
-¿Y la embarcación? -pregunté.
-Si mal no recuerdo, había un pequeño pueblo, Nelson Village, junto al Peace, a pocos quilómetros de la desembocadura del nuestro. Forzosamente ha de quedar ahí en pie alguna pequeña embarcación de recreo para turistas, o algún otro transporte. Su muelle era bastante grande, y dudo mucho que alguien robara una embarcación al comienzo de la epidemia para dirigirse directamente hacia el área radioactiva. Si nos pudiésemos hacer con uno, no tendríamos más que dejarnos arrastrar por la corriente, reservando el combustible para el viaje de vuelta.
-Parece un buen plan, -pensé en voz alta -pero nos veríamos obligados a dejar aparcado el furgón junto al río todo el tiempo que estuviésemos fuera. Hasta que regresáramos no lo podríamos tener en Nordway. Teóricamente hoy iba a probar junto con Ben el nuevo vehículo, pero aunque el motor está a punto aún falta blindar la carrocería y arreglar el interior, en una semana podría estar listo.
-No tenemos tanto tiempo -dijo Brian.
-¿Y cuándo teníais pensado que partiésemos?
Wilson esperó unos segundos antes de contestar.
-Pasado mañana.
Eso significaba preparar todo el equipo, provisiones e itinerario en dos días, además de tener listo el nuevo vehículo si los que se quedaban aquí querían poder traer suministros. De tiempo para hacerse a la idea de lo que suponía este viaje, además de las probabilidades de no regresar que teníamos, ya no hablábamos. Sam se rascaba su barba castaña.
-No veo ningún fallo en el plan. Me ocuparé de poner a punto el blindado para pasado mañana. -con estas palabras daba mi conformidad y apoyo a la misión. Sam esperó un poco antes de dar su aprobación.
– Me ocuparé yo de tener a todo el equipo y las provisiones. -su rostro mostraba una sonrisa contenida. Le gustaba hacerse de rogar, pero en el fondo le gustaba organizar cosas.
-Partiremos, pues. Un último detalle: encontraréis bastante resistencia en los puebos donde paréis, aconsejo que seáis al menos cinco miembros en el equipo. Brian y yo nos ocuparemos de dirigir las misiones aquí el tiempo que estéis fuera. Cuento contigo, Erik, para seleccionar a los que creas más capacitados y a poner a punto el blindado. Como es lógico, nadie que no quiera participará en esta misión, aunque no ha de haber ningún peligro, más allá de la desembocadura del río no tenéis porque viajar por tierra. Sam, Brian te ayudará a preparar víveres y equipo. Yo me dedicaré ahora a calcular la ruta y haceros una copia de cada uno de los mapas, los necesitaréis. -hizo una pausa para frotarse el brazo, mientras miraba pensativo hacia el suelo- Ah, y un pequeño detalle final. No hemos hablado del tiempo que estaréis fuera y es además el principal inconveniente de este viaje, pero dad por hecho que será más del que hayamos estado nunca fuera de aquí. No hay manera de comunicarnos, actualmente desde la estación de Reein no podemos captar más de un par de quilómetros a la redonda, por lo que perderemos pronto el contacto, así que tomaos el tiempo que necesitéis, pero antes del solsticio de verano. Ahora esto está en vuestras manos. Buena suerte.
Brian y Sam se dirigieron a evaluar los víveres disponibles y dar las instrucciones logísticas adecuadas. Me dirigí al taller, donde de seguro Ben ya estaría, y por el camino fui pensando en quién escoger para el viaje. Tenía una cosa clara: Sam se quedaba aquí, quisiera o no, y yo lo iba a obligar. Era el único ingeniero que había en Nordway, y sus conocimientos eran demasiado valiosos para perderlos. Sin él, cualquier avería en los sistemas eléctricos o en los vehículos permanecería sin reparar eternamente, por no contar que tenía una mujer que cuidar, y Carol jamás nos perdonaría si le ocurriese algo, si es que le permitía ir. También tenía claro que necesitaba a Ben, sin su compañía no sé que haría, y lo necesitábamos para localizar a los supervivientes. De las chicas, tenía claro que la habilidad con las armas de Alice también la íbamos a necesitar. A Anna, aunque nos vendría muy bien que viniese, la intentaría convencer por todos los medios de que se quedase aquí. No obstante sería inútil, y era uno de los miembros más importantes, junto con Sam, Johnson, Brian, Ben y yo, por lo tanto podía sumar un miembro más.
Ahora que pensaba, a Johnson lo dejaría aquí, si no Abraham se encontraría demasiado aburrido y era imprescindible para realizar aquí las misiones, aparte de Brian había de permanecer alguien con algo más de experiencia. Faltaba alguien por escoger. Supongo que eligiría a alguien de las nuevas, esa tal Lucie parecía bastante sensata, aunque quizás necesitase a alguna de las sádicas amigas de Anna.
Cuando llegé al taller, Ben se encontraba en la parte trasera del furgón, remachando los laterales traseros. Al oirme entrar, se quitó las gafas de protección y me saludó.
-He decidido ir haciendo el interior mientras venías, pero ya está todo a punto para arrancarlo! He cargado ya el combustible de los depósitos de materia oscura. Aún queda para una carga más, pero tardaríamos unos cuantos meses en producir la cantidad suficiente para una nueva, si no conseguimos más generadores eólicos o solares. Bueno, cuéntame que habéis decidido.
Le detallé todas las conversaciones que habían tenido lugar minutos antes, incluyendo mis opiniones personales. No se asombró demasiado.
-Algo así me temía. Parece una tarea fácil, pero nos llevará su tiempo, y no nos queda otro remedio.. de todas formas, es una oportunidad que no podemos desaprovechar – no creo que nunca más tengamos una excusa para viajar tan lejos. Además -dió unos cuantos golpes a la carrocería del otrora furgón militar- estoy deseando provar todos los caballos que puede tener este trasto.
-Así me gusta oírte hablar. Voy a buscar a Anna, vuelvo enseguida y me pondré enseguida con las soldaduras exteriores, si es que queremos acabar a tiempo. ¿Hiciste los cáculos de la autonomía?
– No demasiado exhaustivos (seguro que sí lo había hecho) pero alrededor de los 2300 km en quinta marcha. Si buscas a las chicas del equipo, continuaban durmiendo hace poco, pero Anna seguro que ya está despierta.
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Cuando llamé a la puerta de su cabaña, abrió ella, con una taza humeante en la mano. Vestía un albornoz blanco que habitualmente debería usar para dormir.
-Buenos días. Perdona que te moleste a esta hora, pero después no voy a tener tiempo. ¿Puedo pasar?
-Claro, eres bienvenido. Hasta que éstas no se levantan, me dedico aburrirme por las mañanas. -parte del grupo de construcción dormía plácidamente al fondo de la alargada cabaña, en unas literas de madera empotradas en la pared. Cuando no estaba con nosotros, Anna solía participar en sus tareas.
Nos sentamos en la mesa de la comida.
-¿Te puedo ofrecer algo?
-No gracias, ya he desayunado suficiente.
-Ok. ¿Y qué te trae por aquí tan temprano? Pensaba que eras de hábitos mas bien nocturnos. – alargó una mano y cogió de un estante de la pared sus dos pendientes grandes de aro, que empezó a ponerse.
-No es nada que no te imagines.
Minutos más tarde, Anna sonreía complacida.
-Así que el gran Erik Thopmson viene buscando ayuda… No te preocupes, lo hablaré con las chicas y organizaremos todo para el viaje, ya verás lo bien que lo pasaremos. Si hay algo más que pueda hacer por tí dímelo. ¿Seguro que no quieres un poco de caldo? Ha sobrado una termo entero y no creo que éstas lo prueben.
-Bueno, pasa una taza.. – Anna asintió y me sirvió.
-¿Preparo también las semiautomáticas? – se refería obviamente a los rifles MA16.
-No creo que las necesitemos, déjalas aquí. Pero carga al menos un contenedor de TNT. Y deberíamos llevarnos también un par de monopolis, con el poco interés que tendrá en viaje creo que dará tiempo para acabar varias partidas… – lo dije sin mucho convencimiento.
-Creo que te equivocas.
-¿Qué quieres decir?
Anna apoyó su barbilla sobre sus dos manos y puso una mirada interesante, a la vez que con una sonrisa miraba hacia ningún punto en concreto.
-Quiero decir que lo verdaderamente interesante está a punto de empezar.
Es inevitable que no paren de suceder acontecimientos en una historia. De hecho, cuando nada sucede no hay ninguna historia que contar, pero si suceden demasiados apenas puede entenderlos y acordarse de ellos el que los narra. La clave está en un bonito equilibrio, y para mantenerlo tan sólo has de pensar lento y escribir rápido.