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taza de téEra pronto cuando llegué al despacho de Wilson. Él y Brian se encontraban alrededor de su mesa, mirando y señalando rutas con el dedo de un gran mapa extendido sobre ella. Brian tomaba sorbos de una taza, que a juzgar por el olor sería el té que Johnson cultivaba. Desconozco donde y cuándo encontró las semillas,  sólo sé que cada vez tenía más adeptos a su ‘culto’ de tomar una taza de ese extraño líquido, ya fuera por placer o simplemente por no tener otra buena cosa que hacer. Era un buen sustituto del café, al que muchos echábamos en falta y que era imposible de cultivar aquí.

-Pasa – me dijo Wilson – hemos de atender unos asuntos esta mañana. ¿Tenías algo urgente que hacer?

-No especialmente.

-Perfecto, esto nos ocupará un rato, -comentó, a la vez que me tendía una taza de té recién hecho. Lo probé: no estaba del todo mal, tenía un sabor fuerte pero era cuestión de acostumbrarse, parecido a la primera vez que pruebas la cerveza.

-¿Cuál es el exactamente el motivo por el que estamos aquí? Imagino que tiene que ver con la transimisón que Ben captó.

-Exacto. Cuando ayer la trajisteis, nos sorprendió bastante. Dado el bajo porcentaje de personas inmunes al virus, la probabilidad de que hubiese algún asentamiento más es prácticamente nula, y más aún de la zona de donde provenía la señal. Los grandes modelos de ciudad construidos mediante programación robótica fueron verdaderas trampas mortales, al concentrar tal densidad de población, aunque fueran suficientemente independientes en cuestión de obtención de alimento.

-También he estado imaginándome que puede ser, pero mi teoría más plausible es que los infectados se deben de aburrir bastante y han montado un pequeño karaoke radiofónico.

En ese momento, Sam entró al despacho con una bandeja llena de bollos redondos, de aspecto bastante apetecible. Brian levantó la mirada y siguió escrutando el plano.

-Qué genial idea, has tenido Sam. No conocía yo esta faceta tuya tan amante de la cocina.

-Dale las gracias a mi mujer, que es quien ha insistido en este detalle. -no lo decía con mucho convencimiento.

-Mmm, además de serrar árboles veo que tampoco se le dá nada mal la cocina a Caroline. -dijo Wilson mordiendo uno – bueno, ahora que estamos todos pongámonos a lo que hemos venido a hacer. He decidido que estuviésemos sólo nosotros para agilizar el asunto, de otra forma tardaríamos demasiado. Como iba diciendo, las recientes noticias nos sorprendieron mucho a todos, tanto que me cuesta creer que fueran ciertas. Si la señal proviniese de algún área rural o de las extensiones agrícolas tendría sentido, y aún si habría muy pocas probabilidades, pero no donde se halla. Antes de que vinieseis, Brian y yo hemos estado averiguando las coordenadas, con un error considerablemente bajo para la calidad de la transmisión  -señaló con el bollo mordido un punto en el mapa que veíamos desplegado -la transmisión provenía de este área, cercana a la gran zona urbana junto al río. El mapa es algo antiguo, por lo que desconozco el nombre de la nueva ciudad y por lo que puede que la zona edificada sea mayor de lo esperado. Toda este gran área se encuentra al comienzo de las llanuras, exactamente a 510km de aquí. Hemos estado pensando como poder llegar, y sinceramente lo veo difícil, ya que habría que atravesar la zona radioactiva,  sin contar que los niveles de radiacción en el área urbana son ya de por sí elevados.

-Espera -le corté- ¿estás pensando seriamente en llegar hasta ahí? No estamos hablando de un viaje de un día o dos por caminos desérticos, estamos hablando de un viaje que nos duraría semanas si queremos dar rodeos, y eso contando con que podamos aprovisionarnos de suficientes víveres y combustible por el camino.

-Sí. Por eso os he hecho venir aquí a los dos – nos miró a Sam y a mí – es la única señal que hemos tenido en años y puede que sea el único y último rastro de vida humana que escucharemos fuera de Nordway, y sea quien sea puede que no tenga mucha esperanza de sobrevivir. Pero por supuesto, la decisión es vuestra.

– ¿No sería más sensato esperar unos meses a que mejore el tiempo? Los caminos estarían más transitables, y sería mucho más sencillo obtener alimento, por no hablar del mejor estado de salud personal.

-Podría ser, – comentó Brian esta vez- y ya lo hemos pensado, pero hay bastantes probabilidades de que sea un grupo nómada ( en caso de que realmente estemos hablando de que hay alguien con vida)  que haya decidido pasar la época fría en una zona más a resguardo y con más opciones de obtener alimento. En cuyo caso, si esperásemos un poco más los perderíamos para siempre, ya que no tardarían en marchar en los meses cálidos. Aunque haya ciertos niveles de radiacción en la zona, todos sabemos que no va a dejar de haber infectados por ella,  ya que sólo afecta a organismos vivos. Podrían pasarse años en el corazón de una central nuclear y continuar como el primer día, no sé como el gobierno no pudo no saberlo.

-Si eso fuera cierto, significaría que no habríamos de tardar en marchar.

Brian y Wilson se miraron.

-Antes de decidir cualquier cosa, habeis de saber que esto no es una misión suicida – Wilson se frotó las manos para quitarse las migas del bollo, y dirigió su mirada al plano – aunque hubieran llamado al móvil pidiendo ayuda inmediata, no nos moveríamos de aquí si no fuese seguro llegar. Como veis, el área urbana es atravesada completamente por el río Peace, el cual abastecía de agua la zona y donde más abajo eran vertidos los residuos industriales. El Peace es navegable, y con una pequeña embarcación, se podría seguir su curso hasta llegar a la ciudad que nos interesa, sin poner un pie en tierra en ningún momento, y el suministro de agua estaría garantizado en todo el camino. Y casualmente, el río de este valle es un afluente suyo. Únicamente habríamos de seguir su curso hasta su desembocadura, y ya estaríamos dentro del valle del Peace.

-¿Y la embarcación? -pregunté.

-Si mal no recuerdo, había un pequeño pueblo, Nelson Village, junto al Peace, a pocos quilómetros de la desembocadura del nuestro. Forzosamente ha de quedar ahí en pie alguna pequeña embarcación de recreo para turistas, o algún otro transporte. Su muelle era bastante grande, y dudo mucho que alguien robara una embarcación al comienzo de la epidemia para dirigirse directamente hacia el área radioactiva. Si nos pudiésemos hacer con uno, no tendríamos más que dejarnos arrastrar por la corriente, reservando el combustible para el viaje de vuelta.

-Parece un buen plan, -pensé en voz alta -pero nos veríamos obligados a dejar aparcado el furgón junto al río todo el tiempo que estuviésemos fuera. Hasta que regresáramos no lo podríamos tener en Nordway. Teóricamente hoy iba a probar junto con Ben el nuevo vehículo, pero aunque el motor está a punto aún falta blindar la carrocería y arreglar el interior, en una semana podría estar listo.

-No tenemos tanto tiempo -dijo Brian.

-¿Y cuándo teníais pensado que partiésemos?

Wilson esperó unos segundos antes de contestar.

-Pasado mañana.

Eso significaba preparar todo el equipo, provisiones e itinerario en dos días, además de tener listo el nuevo vehículo si los que se quedaban aquí querían poder traer suministros. De tiempo para hacerse a la idea de lo que suponía este viaje, además de las probabilidades de no regresar que teníamos, ya no hablábamos. Sam se rascaba su barba castaña.

-No veo ningún fallo en el plan. Me  ocuparé de poner a punto el blindado para pasado mañana. -con estas palabras daba mi conformidad y apoyo a la misión. Sam esperó un poco antes de dar su aprobación.

– Me ocuparé yo de tener a todo el equipo y las provisiones. -su rostro mostraba una sonrisa contenida. Le gustaba hacerse de rogar, pero en el fondo le gustaba organizar cosas.

-Partiremos, pues. Un último detalle: encontraréis bastante resistencia en los puebos donde paréis, aconsejo que seáis al menos cinco miembros en el equipo. Brian y yo nos ocuparemos de dirigir las misiones aquí el tiempo que estéis fuera. Cuento contigo, Erik,  para seleccionar a los que creas más capacitados y a poner a punto el blindado. Como es lógico, nadie que no quiera participará en esta misión, aunque no ha de haber ningún peligro, más allá de la desembocadura del río no tenéis porque viajar por tierra. Sam, Brian te ayudará a preparar víveres y equipo. Yo me dedicaré ahora a calcular la ruta y haceros una copia de cada uno de los mapas, los necesitaréis. -hizo una pausa para frotarse el brazo, mientras miraba pensativo hacia el suelo- Ah, y un pequeño detalle final. No hemos hablado del tiempo que estaréis fuera y es además el principal inconveniente de este viaje, pero dad por hecho que será más del que hayamos estado nunca fuera de aquí. No hay manera de comunicarnos, actualmente desde la estación de Reein no podemos captar más de un par de quilómetros a la redonda, por lo que perderemos pronto el contacto, así que tomaos el tiempo que necesitéis, pero antes del solsticio de verano. Ahora esto está en vuestras manos. Buena suerte.

Brian y Sam se dirigieron a evaluar los víveres disponibles y dar las instrucciones logísticas adecuadas.  Me dirigí al taller, donde de seguro Ben ya estaría, y por el camino fui pensando en quién escoger para el viaje. Tenía una cosa clara: Sam se quedaba aquí, quisiera o no, y yo lo iba a obligar. Era el único ingeniero que había en Nordway, y sus conocimientos eran demasiado valiosos para perderlos. Sin él, cualquier avería en los sistemas eléctricos o en los vehículos permanecería sin reparar eternamente, por no contar que tenía una mujer que cuidar, y Carol jamás nos perdonaría si le ocurriese algo, si es que le permitía ir. También tenía claro que necesitaba a Ben, sin su compañía no sé que haría, y lo necesitábamos para localizar a los supervivientes. De las chicas, tenía claro que la habilidad con las armas de Alice también la íbamos a necesitar. A Anna, aunque nos vendría muy bien que viniese, la intentaría convencer por todos los medios de que se quedase aquí. No obstante sería inútil, y era uno de los miembros más importantes, junto con Sam, Johnson, Brian, Ben y yo, por lo tanto podía sumar un miembro más.

Ahora que pensaba, a Johnson lo dejaría aquí, si no Abraham se encontraría demasiado aburrido y era imprescindible para realizar aquí las misiones, aparte de Brian había de permanecer alguien con algo más de experiencia. Faltaba alguien por escoger. Supongo que eligiría a alguien de las nuevas, esa tal Lucie parecía bastante sensata, aunque quizás necesitase a alguna de las sádicas amigas de Anna.

 

Cuando llegé al taller, Ben se encontraba en la parte trasera del furgón, remachando los laterales traseros. Al oirme entrar, se quitó las gafas de protección y me saludó.

-He decidido ir haciendo el interior mientras venías, pero ya está todo a punto para arrancarlo! He cargado ya el combustible de los depósitos de materia oscura. Aún queda para una carga más, pero tardaríamos unos cuantos meses en producir la cantidad suficiente para una nueva, si no conseguimos más generadores eólicos o solares. Bueno, cuéntame que habéis decidido.

Le detallé todas las conversaciones que habían tenido lugar minutos antes, incluyendo mis opiniones personales. No se asombró demasiado.

-Algo así me temía. Parece una tarea fácil, pero nos llevará su tiempo, y no nos queda otro remedio.. de todas formas, es una oportunidad que no podemos desaprovechar – no creo que nunca más tengamos una excusa para viajar tan lejos. Además -dió unos cuantos golpes a la carrocería del otrora furgón militar- estoy deseando provar todos los caballos que puede tener este trasto.

-Así me gusta oírte hablar. Voy a buscar a Anna, vuelvo enseguida y me pondré enseguida con las soldaduras exteriores, si es que queremos acabar a tiempo. ¿Hiciste los cáculos de la autonomía?

– No demasiado exhaustivos (seguro que sí lo había hecho) pero alrededor de los 2300 km en quinta marcha. Si buscas a las chicas del equipo, continuaban durmiendo hace poco, pero Anna seguro que ya está despierta.

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Cuando llamé a la puerta de su cabaña, abrió ella, con una taza humeante en la mano. Vestía un albornoz blanco que habitualmente debería usar para dormir.

-Buenos días.  Perdona que te moleste a esta hora, pero después no voy a tener tiempo. ¿Puedo pasar?

-Claro, eres bienvenido. Hasta que éstas no se levantan, me dedico aburrirme por las mañanas. -parte del grupo de construcción dormía plácidamente al fondo de la alargada cabaña, en unas literas de madera empotradas en la pared. Cuando no estaba con nosotros, Anna solía participar en sus tareas.

Nos sentamos en la mesa de la comida.

-¿Te puedo ofrecer algo?

-No gracias, ya he desayunado suficiente.

-Ok. ¿Y qué te trae por aquí tan temprano? Pensaba que eras de hábitos mas bien nocturnos. – alargó una mano y cogió de un estante de la pared sus dos pendientes grandes de aro, que empezó a ponerse.

-No es nada que no te imagines.

Minutos más tarde, Anna sonreía complacida.

-Así que el gran Erik Thopmson viene buscando ayuda… No te preocupes, lo hablaré con las chicas y organizaremos todo para el viaje, ya verás lo bien que lo pasaremos. Si hay algo más que pueda hacer por tí dímelo. ¿Seguro que no quieres un poco de caldo? Ha sobrado una termo entero y no creo que éstas lo prueben.

-Bueno, pasa una taza.. – Anna asintió y me sirvió.

-¿Preparo también las semiautomáticas? – se refería obviamente a los rifles MA16.

-No creo que las necesitemos, déjalas aquí. Pero carga al menos un contenedor de TNT. Y deberíamos llevarnos también un par de monopolis, con el poco interés que tendrá en viaje creo que dará tiempo para acabar varias partidas… – lo dije sin mucho convencimiento.

-Creo que te equivocas.

-¿Qué quieres decir?

Anna apoyó su barbilla sobre sus dos manos y puso una mirada interesante, a la vez que con una sonrisa miraba hacia ningún punto en concreto.

-Quiero decir que lo verdaderamente interesante está a punto de empezar.

 

Es inevitable que no paren de suceder acontecimientos en una historia. De hecho, cuando nada sucede no hay ninguna historia que contar, pero si suceden demasiados apenas puede entenderlos y acordarse de ellos el que los narra. La clave está en un bonito equilibrio, y para mantenerlo  tan sólo has de pensar lento y escribir rápido.

 Anna y el resto de las chicas esperaban abajo del edificio por recomendación mía, no las iba a hacer subir cargadas como iban aunque conociendo a Ben esta vez sería de cierto interés lo que tuviera que enseñar. También por la razón de que en este edificio aún quedaban áreas contaminadas de infectados.

-Espero que hacerme venir no sea una pérdida de tiempo… -le dije a Ben. Tener que cruzar medio pueblo para ver algo que me tenía que enseñar, y además rápido, espero que mereciera la pena.

-Escucha. Grabamos esto hace unos minutos, después de instalar el dispositivo amplificador de intensidad de señal. El programa registró la transmisión entrante automáticamente, aunque solo pudo descodificar una parte. Al contrario de lo que pensábamos, la señal es bastante avanzada, similar a las que estaban en activo poco antes de la epidemia, contrariamente a lo que esperábamos encontrar.

Ben introdujo en el teclado unos rápidos comandos, tras lo que un ruido de estática empezó a sonar. Siguió sonando así unos segundos, cuando derrepente se logró escuchar una leve voz:

-‘.. más tarde no… sí, conocemos el lugar de sobra..  y oye, habría que  (… ) de sitio, … como si supieran que…. (aquí se corta) … demasiadas muertes…’

Y ya no había más, ahí se cortaba completamente la grabación. No había ni siquiera ni una frase inteligible, y las pocas palabras que había apenas se escuchaban entre un mar de estática. Me quedé pensativo unos segundos. Había de reconocer que esto era interesante, daba lugar a un mundo de especulaciones.

-¿No hay más?

-No, ni lo habrá. Un fallo en el dispositivo receptor de arriba, causado por aplicar un voltaje excesivo sobre el elemento fundió los circuitos integrados. Se podría haber evitado conectando un elemento capacitivo al circuito.

-¿No se puede cambiar el receptor?

-¿Estás loco?? ¿Sabes lo que nos costó encontrar uno de éstos? Habremos de esperar cientos de años, si la humanidad no se extingue, para poder fabricar un circuito integrado como éste con una nanotecnología tan avanzada.

-¿Conseguiste aislar el origen de la señal al menos?

-Sí, el programa automáticamente calculaba el origen de cualquier transmisión entrante.. la señal proviene a menos de seiscientos quilómetros de aquí, hacia el suroeste. En dirección a la antigua capital de Fort McMurray, calculándolo a ojo, aunque habría de consultarlo.

-Es imposible.

-Lo peor es que tienes razón. Nada puede sobrevivir ahí más de unos segundos.

Esto significaba que la transmisión provenía de áreas urbanas, y era imposible que cualquier pequeña sociedad hubiese sobrevivido ahí. Millones de infectados vagaban por cada una de las calles, por no hablar que hacía años que la epidemia había tenido lugar, y a cualquier persona inmune en el búnker más fantástico que se pueda imaginar se le habrían acabado los víveres hace ya tiempo.

-Hemos de comunicar esto en Nordway. Bien hecho, tío, has vuelto a sorprenderme.

Dejamos Reein tan rápido como habíamos llegado. Antes de que Ben subiese al asiento del conductor, ví por la ventanilla como Sally agarraba a Ben del brazo, y le pronunciaba unas palabras sin mirarle a los ojos. Por el movimiento de los labios pude entender un ‘gracias’.

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Cuando volvimos estaba ya oscureciendo. Un pequeño grupo de mujeres regresaba camino arriba hacia Nordway, cerca de la entrada, unas cuantas llevaban algunas piezas de caza al hombro, y otras iban vigilando con armas el camino, atentas a cualquier ser que pudiese emerger de entre los árboles. Al llegar delante de la puerta, ésta fue abierta desde dentro y pudimos pasar, junto con el grupo de caza, tras lo que se cerraron fuertemente.

Una vez en el taller, descargamos las armas y el cargamento que traíamos, de forma bastante rutinaria.

-Buen trabajo hoy. Mañana tenemos el dia libre, así que aprovechad para descansar. Si alguien no se siente especialmente cansado, mañana Ben y yo probaremos por fin esa maravilla de ahí -señalé el nuevo vehículo que habíamos conseguido terminar durante estos meses, reemplazando el motor original – estáis todas invitadas. Que descanséis.

-¿Qué hacemos con lo que hemos traído? -preguntó Sonia.

-Vuestras armas y equipaciones lleváoslas cada una con vosotras. De la carga que hemos traído nos ocupamos nosotros, esta vez.

-Acuérdate de recoger tu tambén tus cosas, guapo, – dijo Alice mientras me lanzó mi arma desde dentro del vehículo, que unos segundos antes estorbaba desparramada por el suelo del mismo y ahora golpeaba fuertemente contra mi cuerpo.

 Me despedí de  las chicas, y mientras Ben se iba a casa para preparar algo de comer, acompañé a Anna a cargar las mercancías hasta el almacén.

-Sí que pesa esto.. ¿qué  se supone que es?

-Un par de baterías de coche y algo de cableado de una instalación, de cobre por supuesto.

-Lo que hay que hacer por tener algo de luz. Si lo llego a saber lo cargan ellas. Aparte de esto tenemos buenas noticias, si no buenas al menos extrañas. No sé que acabaremos decidiendo, pero desde luego como no sea llegando físicamente hasta ahí no vamos a tener ninguna oportunidad de saber si lo que escuchamos es radio zombie local o algo que valga la pena conocer.

Anna calló.

-No creo que sean tan buenas noticias..

-¿Qué quieres decir? Durante todo el tiempo que llevamos viviendo aquí no hemos hayado nunca ningún rastro de vida, y nos hemos dado cuenta como las probabilidades de que pueda vivir ningún ser humano fuera de aquí son muy bajas. Me alegraría saber que alguien más aparte de nosotros lo consiguió.

-No deseo la muerte de nadie, y me alegro porque alguien más lo consiguiese, pero yo.. me he llegado a acostumbrar a este sitio.. ¿ y me gusta sabes? no quiero verlo amenazado por nada ni nadie. Sea, quien sea seguro que no querrán solo pasar a ver como estamos. Todo el mundo quiere algo, y cualquier cosa que quieran será nuestra.

La miré con compasión, mientras entrábamos en el antiguo centro educativo forestal.

-Odio decirlo, pero soy más feliz ahora después de que el mundo se acabara que en la sociedad en la que viví hace muchos años. Me gusta ser dueña de todo lo que tengo y de mi vida, y me gusta conocer de memoria los nombres de todas las personas a las que veo cada día y me gusta vivir sin tener que seguir ninguna estúpida ley civil ni estar sujeta a todas las normas que te imponía la estúpida sociedad.

Me reí.

-Vale, tranquila, nadie te va a quitar nada. De todas formas no creo que se haga mucho al respecto.

Hice una pausa sin escucharla mientras descargaba los paquetes en una mesa,  liberándome de un gran peso.

-No le dés más importancia de la que no tiene. Ves a casa, mañana será otro día.

No pareció muy convencida, asi que decidió cambiar de tema.

-¿Y no quieres que te ayude a clasificar esto?

-Ya puedo hacerlo solo. Sólo serán cinco minutos. Además, creo que hoy prepara la comida Ben y no hay niguna prisa en llegar pronto.

-¡Gracias! Nos vemos mañana.

Su ajustada silueta desapareció por la puerta.

Cuando pierdes algo es cuando verdaderamente te das cuenta de lo que tenías. Cuando has vivido en dos culturas o sociedades distintas, puedes apreciar mejor lo propio de cada una de ellas. Podía entender como Anna, habiendo vivido años entre miles de rostros desconocidos, sentía miedo ahora ante el cambio de ver unos nuevos, de no tener todo controlado fuera y dentro de la alambrada. Podía entender la necesidad humana de pertenecer a un colectivo y sentirse parte de él. Pero no podía entender el miedo a lo desconocido. En el mundo conocido existía terror suficiente para el resto de varias vidas.

Mientras estaba acabando, apareció Jessica con la excusa de ayudarme y con demasiado escote para este frío, pero la despaché rápido argumentando la espera hacia mi persona en casa de Abraham y Ben.

-¡Vale! Pero recuerda que tenemos una noche pendiente, eh? -al decir esto se agachó hacia delante, dándome una visión demasiado provocativa. Las reacciones y ideas que ésto me provocó se transformaron rápidamente en remordimientos. No sé que acabaría haciendo si esto seguía así.

Cuando salí a la recepción, y me ajustaba los guantes para marcharme, oí mi nombre arriba de las escaleras.

-Erik, espera un momento.

La grave vozde Brian venía de arriba de las escaleras. Vestía su ropa habitual, y se le veía más tranquilo que de costumbre.

-Hemos estado hablando hace un rato con Wilson de las noticias que habéis traído. Pásate mañana cuando salga el sol, tenemos que hablar. Pero ven sólo, e intenta que nadie se entere de ésto. No va a ser ningún secreto, pero la opinión pública nos la podremos ahorrar.

-Ok. Ahí estaré.

Asintió y desapareció escaleras arriba. Ahora suponía que no se había tomado tan a la ligera este asunto. Ya podía aprovechar bien esta noche para descansar.

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Tras unas pausadas partidas de cartas después de una cena abundante, y una distraída charla sobre la iniciativa de montar un campo de fútbol (americano) local que ya se iba consolidando bastante, me despedí de mis amigos.

La calle estaba vacía y sola. Un par de luces salían de algunas ventanas, pero no se escuchaba ninguna voz detrás de ellas. Miré al cielo: estaba inusualmente despejado. La luz de la luna y las estrellas inundaría todo el valle. Me acerqué a la empalizada sur, y subí a una de las pequeñas atalayas con la intención de echar un vistazo al valle, no todos los días se podían ver tan bien los alrededores. Ésta se encontraba medio oculta entre dos altos abetos, de manera que se disimulaba bastante bien desde la lejanía. Al llegar arriba observé que ya estaba ocupada. Sonia reposaba sentada en la baranda de madera, sola, mirando hacia la lejanía, por donde se perdía el río. No quise asustarla con palabras, de manera que carraspeé con la garganta. Se giró con cara asombrada. Sus ojos me miraron con una luz verdosa que se destacaba con la oscuridad.

-Perdona, no sabía que estabas aquí. Si molesto..

-No, hombre, quédate por favor.

Me incorporé y me puse de pie en la tarima de madera. Verdaderamente había buena vista hoy. Antes de coger los prismáticos que siempre dejábamos por aquí ( había un par en cada torre, no nos costaba mucho encontrar unos) me interesé por Sonia, aunque hubiese preferido no preguntar nada.

-¿Cómo es que estabas aquí? Ocurría algo..

-Nada especial.. suelo venir aquí las noches que no  puedo dormir. Cuando me aburro siempre me acaba entrando sueño. -dijo esto sonriendo, pero disimuladamente se secó una lágrima que debía estar ahí hace unos minutos. Tendría sus motivos.

– Entonces si te hago compañía mucho más rato no tardarás en morirte de sueño. Venía a echar un vistazo desde aquí, hace tiempo que no subía y la noche invita a hacerlo.

-¡Ah! Toma, buscarás esto -me tendió los prismáticos que tenía en su regazo. Ajusté el zoom y miré a través de ellos: el blanco predominaba miraras hacia donde miraras, aunque más allá de Reein, bajando por el valle, en esta noche se podían apreciar áreas sin nieve, que hace unas semanas estaban cubiertas de ella. El río fluía ya con velocidad, aunque seguramente antes del calentamiento del planeta permanecería congelado todavía. Observé las cercanías de Nordway, no se divisaba ningún infectado, por suerte. Estaríamos tranquilos bastante tiempo más. Observé también los altos edificios que se divisiban en la lejanía, delimitando la zona de peligro, por decir de algún modo, la barrera que separaba nuestro pequeño mundo y el exterior, como una fina línea que separa la vida y la muerte.

Aparte de esto, multitud de detalles invitaban a ser contemplados teniendo tiempo de sobra.

-Siempre me quedaré con las ganas de viajar y ver mundo, como imaginaba que un día haría. Al menos ahora con mi trabajo de ‘cargadora de camión’ ampliaré mis horizontes..

Estuvimos un rato hablando de trivialidades, (incluyendo nuestras marcas de café preferidas, y que echábamos en falta)  hasta que al acabarse la conversación ella miró hacia arriba.

-Esta noche se ve muy bien el cielo, tienes razón. ¿ Sabes una cosa? Hace años, cuando era pequeña, vivía en un ático, en una zona bastante alejada del centro. -(debía de tener realmente mucha pasta, ella) -En verano, por las noches, mi padre y yo subíamos a la azotea y se pasaba horas contándome historias sobre las estrellas y las constelaciones, y los héroes de la antiguedad que quedaron inmortalizados en ellas. Me las sabía todas.

-¿Todas las estrellas? Mira que hay muchas. ¿No me estarás engañando? -le pregunté con cierta ironía.

-No, todas las constelaciones tonto. -me dió un empujón suave – después de escuchar sus historias, me quedaba dormida ahí arriba. Cuando me despertaba siempre aparecía con una manta.  Recuerdo que me prometía a mí misma que yo también contaría esas historias a mis hijos, y hacerles sentir esa magia que yo también sentía. Pero cuando llegó mi oportunidad, ya no recordaba ninguna de aquellas historias, y nunca me dió tiempo a recordarlas.

Dedicí no seguir dándole pie.

-Todos perdimos algo. Pero ganamos una vida valiosa, así que dentro de lo malo no tuvimos tan mala suerte supongo. Prefiero verlo de ésta manera.

-Tú no lo entiendes, tendría que haber sido yo la que hubiese muerto, no tendría que haber dejado que..

-Nada de eso importa ahora. -le puse un dedo encima de sus labios para silenciarla, en parte por consolarla y en parte porque no quería ver ningún lloro. -sólo sé que nadie determina nuestro destino, y si estamos vivos, podemos forjarlo nosotros mismos. Nuestro pasado influye en nuestros actos futuros, pero sólo nos ha de servir para saber en qué no nos hemos de equivocar, no para ser un lastre que llevemos arrastrando el resto de nuestros días.

Me miró con cierta cara de pena. No le había dejado abrirse.

-Lo siento, esta noche no puedo con estas cosas. Perdóname.

-No pasa nada. Gracias por hacerme un rato de compañía.

-Gracias a tí.

Segundos más tarde caminaba de nuevo por la nieve.

 

Una vez dentro de mi cabaña de madera, me dejé caer al suelo apoyándome contra la pared.

Permanecí en esta posición varios minutos, hasta que me fijé en un cuadro que colgaba de la pared, un poco torcido. En él se veía el monte Fujiyama nevado, con grandes extensiones verdes a sus pies. A juzgar por la caligrafía de la firma, debió haber pertenecido a un pintor japonés. Cuidadosamente, lo volví a poner recto.

Sin nada más que hacer, y sin sueño, bajé abajo y me tumbé en la cama.

-Por fin en casa.

Aunque realmente, ¿para qué? No tenía mucho sentido vivir solo entre estas paredes, no al menos ahora. ¿Por qué seguía buscando en el fondo de mi interior mi verdadero ser? ¿Por qué no podía limitarme a vivir una vida tan superficial como la que podía tener a mi alcance? Me sentía idiota queriendo mantener un recuerdo vivo en mi mente,  y aún más idiota por mantenerme fiel a unos sentimientos que hace ya tiempo que tendrían que haberse ido de mi cabeza, pero que por nada del mundo quería olvidarlos.

 Tampoco entendía, cómo cualquier vacío producido durante tu vida en el interior, sustituye para siempre una parte de tu esencia, pediéndose en el oscuro vacío que es el olvido. Pero los malos recuerdos en el interior de mi mente siempre pesaban, eso era lo único que parecía que jamás se iba a desvanecer.

No tardé mucho en quedarme dormido, para mi frustración.

 

 

 

Breve fragmento con el fin de cumplir los dos post mensuales, pero que se ha de completar. Menos de 2000 palabras no son gran cosa.  Lo completaré en los días siguientes. Igualmente va tocando leerme fragmentos anteriores de la historia y completarlos, las conversaciones y descripciones de lugares son demasiado esquemáticas,  en cualquier situación normal hay bastante más juego en los diálogos de los personajes. A nadie le gusta leer algo demasiado lento ni historias que se empiezan a enrollar, pero todo ha de ir a su ritmo.

Mi intención es crear una historia más o menos sólida con la temática que me gusta, por el mero hecho de crear y por aquello de ‘ten un hijo, planta un árbol, y escribe un libro’, que en este caso es un blog. El mes que viene, típica época de exámenes, estará extento de entradas.